domingo, 15 de marzo de 2009

Épica. Otras características.


La intriga

La intriga es la trama o argumento, lo que pasa, lo que se cuenta. La forman los sucesos, expuestos en orden artificial o artístico.
La intriga se puede mostrar en el discurso de dos modos:
Desde el comienzo: la sucesión de los acontecimientos parte de un embrión de historia que se desarrolla en una sucesión lineal.
En su transcurso: en pleno nudo argumental, con posteriores retrocesos; el argumento no se desarrolla linealmente.
Si el discurso sigue un orden regido por una cronología o temporalidad objetiva, la intriga tiene una estructura lineal. Cuando se altera el orden de los sucesos, la intriga se presenta como discontinua o no lineal. Cuando la intriga se ofrece linealmente, es decir, cuando la relación de los sucesos es acorde con la sucesión lógica de la temporalidad objetiva, la estructura de la intriga progresa hasta alcanzar un momento culminante, llamado clímax argumental. En las novelas de intriga lineal, el clímax es el momento de resolución definitiva y estable del proyecto emprendido.

El personaje


El héroe épico tiene un objetivo o ideal concreto y ha de superar una serie de obstáculos para alcanzarlo. Puede tener contactos con una divinidad (misión), especialmente en la épica grecolatina. Mantiene actividad guerrera y, a menudo, se da el peregrinaje meramente funcional, pero también puede aportar una significación. El nombre de los personajes es un primer rasgo caracterizador, esta caracterización puede ser muy elemental cuando es sólo designativa. Pero el nombre puede caracterizar también de un modo expansivo (y no sólo designativo).

La caracterización


Caracterizar a un personaje es dotarlo de atributos materiales, temperamentales, morales, ideológicos, etc.
Ésta puede ser de dos modos: directa e indirecta. Es directa cuando explícitamente se dice cómo es el personaje y así suele ocurrir en la épica, donde hay abundancia de epítetos referidos al personaje, tanto en la épica clásica como en la medieval.

El espacio


El relato evoca un complejo de experiencias humanas determinadas en el tiempo y en el espacio. El espacio colabora decisivamente en la configuración positiva o negativa del personaje. En la épica se puede dar el espacio único, pero es más común un relato itinerante.

El tiempo


La literatura es un arte temporal. Los distintos estratos de temporalidad se podrían resumir así:
Temporalidad externa o extratextual. Como su nombre indica, es la que se refiere al momento de producción y de consumo de la obra. Habrá, por lo tanto, un tiempo del escritor y un tiempo del lector, que pueden ser o no contemporáneos.
Temporalidad interna o textual. Ésta, por su parte, está íntimamente relacionada con el contenido de la obra. Así, distinguiremos un tiempo de la aventura (El tiempo de la historia, de lo contado), un tiempo de la escritura (Orden en que se narran los sucesos. Si este orden coincide con el tiempo de la aventura, estaremos ante un discurso lineal; si no, ante un discurso discontinuo) y un tiempo de la lectura; es decir, tiempo necesario para que la obra sea leída....
Es un tiempo muy contraído en la mayor parte de las obras, pero siempre suele ser alrededor de 10 o 20 min.

El punto de vista


Se trata de analizar el punto de vista del autor con respecto a lo que nos está contando. Atendiendo a la persona que cuenta la historia y al grado de intervención y conocimiento de la acción, puede establecerse el siguiente esquema:

Tercera persona limitada: El autor se refiere a todos los personajes en tercera persona, pero describe sólo lo que puede ser visto, oído o pensado por un solo personaje.

Tercera persona omnisciente: El autor presenta a los personajes en tercera persona y describe todo lo que los personajes ven, oyen, sienten e incluso hechos en los que no hay presente ningún personaje.

Tercera persona observadora: El autor narra como si contemplara los hechos, pero sin poder adentrarse en el interior de los personajes.

Primera persona central (narrador protagonista o autobiográfico): El personaje principal, en primera persona, cuenta su propia historia.

Primera persona periférica: Un personaje secundario narra en primera persona la historia del protagonista, la cual conoce por estar igualmente involucrado.

Primera persona testigo: Un testigo de la acción que no participa en ella directamente, narra en primera persona los hechos.

Segunda persona narrativa: Recurso utilizado por la novela moderna. El autor narra en segunda persona, generalmente para introducir al lector en la mente del personaje o crear una sensación de falso diálogo del protagonista consigo mismo.

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