sábado, 28 de marzo de 2009

3.3.1 Narrativa: Las materias. Narrativa culta. Cuentística.

Como herencia del mundo clásico, la narrativa medieval se compone, sobre todo, en verso; y se agrupan las obras en "materias", es decir, temáticas; las más importantes son las siguientes: la materia de Grecia y Roma, la de Francia y la de Bretaña.
Esta última se origina en la citada Historia de Godofredo de Monmouth, y su autor más importante es Chretien de Troyes (siglo XII), al servicio de María de Francia, en la corte de Champaña: sus novelas más conocidas son Lancelot, el caballero de la carreta, y Perceval o el Cuento del Grial.
El enorme éxito de la novela caballeresca, ligada fuertemente a los postulados del amor cortés -en especial, el amor adulterino-, acabará por dar nacimiento a los famosísimos libros de caballerías, ya al final de la Edad Media.
En el siglo XIV se crean las primeras novelas propiamente dichas, en prosa y de breve contenido, por lo que se agrupan en colecciones. La más famosa es, sin duda, el Decamerón de Giovanni Boccacio. Si en ésta el pretexto para narrar historias agradables es entretener el tiempo en una villa de las afueras de una Florencia tomada por la peste, en los Cuentos de Canterbury, de Chaucer, es la de aligerar el camino de los romeros que se dirigen a venerar las reliquias de Santo Tomás Becket.
En general, el gusto por el relato breve y moralizante es común de toda la Edad Media. Prevalece la idea de la "pildora dorada": la medicina -la moraleja- se toma mejor si se endulza con azúcar -si es el colofón de un gustoso cuento-. Para satisfacer este afán, se importan numerosas recopilaciones de cuentos orientales, que se organizan y trabajan para crear espejos. Una de las leyendas más fructíferas será la de Buda: el príncipe al que se le ha evitado todo conocimiento del dolor humano, y que lo descubre brutalmente ante un cadáver.

No hay comentarios: