sábado, 28 de marzo de 2009

3.3.2 Teatro. Los autos medievales.

Es tan escaso el número de obras del teatro medieval que casi se podría hablar de un misterio literario. El analfabetismo generalizado, la valoración de lo improvisado y la decadencia de la cultura urbana no favorecen la conservación por escrito de los textos. En cierto modo, las obras teatrales podrían haber sido los verdaderos textos malditos de la Edad Media, muy por encima del libro segundo de la poética aristótelica.
Hay restos de un teatro sacro poco desarrollado, en el que se miman momentos claves del evangelio (Quem quaeritis, sobre la resurrección) o se dramatizan piezas proféticas (las Sibilas) o alegóricas (Ordo Virtutum). En las más complejas, el papel de la música es determinante: la más conocida es el Ludus Danielis, que narra el festín de Baltasar y la caída de Babilonia ante las tropas del persa Darío.
El teatro profano es mucho más exiguo. Quizás la pieza más importante sea el Jeu de Robin y Marion, una "pastorela", con varias partes puestas en música por Adam de la Halle.

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