miércoles, 17 de junio de 2009

Correspondencias. Baudelaire.


Correspondencias:


La naturaleza es un templo de vivientes pilares

que dejan salir a veces confusa palabras;

el hombre lo recorre a través de bosques de símbolos

que le observan con miradas familiares.

Igual que largos ecos que a lo lejos se confunden

en una tenebrosa y profunda unidad,

vasta como la noche y como la claridad,

los perfumes, los colores, y los sonidos se responden.

Hay perfumes frescos como carnes de niños,

dulces como los oboes, verdes como los prados,

-y otros corrompidos, ricos, triunfantes,

que tienen la expansión de las cosas infinitas,

como el ámbar, el almizcle, el benjuí y el incienso,

que cantan los arrebatos del espíritu y de los sentidos.

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